Ante la pesca furtiva, pescadores yucatecos arman refugios para proteger al pepino de mar

1 Feb. 2025 2:13 pm
PROGRESO |Patricia Ramírez / Causa Natura | La última vez que salieron a vigilar el mar fueron blanco de un ataque con arpones. Más de 50 embarcaciones fueron descubiertas pescado ilegalmente por la comisión de vigilancia que conforman pescadores de una cooperativa en Yucatán.
“Había con nosotros soldados de la Secretaría de Marina y no respondían (a los ataques de pescadores ilegales)”, cuenta José, uno de los encargados de la vigilancia, quien por motivos de seguridad pidió cambiar su nombre.
El resultado del encuentro fue: una embarcación incendiada y la huída de los pescadores furtivos. José recuerda que los vio llevarse cientos de kilos de pepino de mar, una especie de valor comercial en estado de sobreexplotación debido a la pesca furtiva que ha generado un negocio millonario en el mercado asiático.
En México se tienen registro de 50 especies de pepino de mar, pero sólo el marrón (Isostichopus fuscus) que habita en las costas del noroeste del país está listado en la NOM-059-SEMARNAT-2010 bajo la categoría de “sujeto a protección especial”. Mientras que en la península de Yucatán, el pepino de mar café (Isostichopus badionotus) se encuentra en estado crítico, de acuerdo con evaluaciones de investigadores.
Para hacer frente a la sobreexplotación se creó una veda permanente del pepino de mar en las costas de Yucatán. Asimismo, los pescadores han creado refugios pesqueros destinados a conservar especies como pulpo, langosta y pepino de mar para su repoblación. Lo que, a su vez, les ha llevado a organizar sus propios grupos de vigilancia pesquera.
Previo a diciembre de 2024 el único refugio decretado oficialmente era el de Celestún, pero en dicho mes la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural promulgó el refugio en Actam Chuleb, un área protegida frente a los municipios de San Felipe y Dzilam de Bravo. Y un tercero podría oficializarse ya que los pescadores de las cooperativas pesqueras del municipio Río Lagartos están en espera de que se apruebe el suyo.
“La sobreexplotación que se ha dado sobre estas especies (de pepino de mar) no está relacionada con la pesca formal, sino, realmente es producto de la pesca ilegal y esta pesca furtiva nunca se ha detenido. Desde nuestro punto de vista se intensificó durante el 2020 y 2021 cuando se redujeron significativamente todas las actividades (por la pandemia), incluyendo la vigilancia por parte de las patrullas costeras”, explicó Miguel Ángel Olvera, investigador del Departamento de Recursos del Mar en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).

El investigador Olvera también es el responsable científico de la Estación Marina del Cinvestav en Telchac Puerto, donde tienen laboratorios para trabajar el cultivo de pepino de mar. Sus investigaciones comenzaron en 2008 enfocadas en la variante café de la especie, al que los pescadores en ocasiones llaman “badionotus” por su nombre científico.
“El badionotus es la especie más valiosa y fue la primera en la que se basó la pesquería, por lo que ha sido más explotada, a tal grado que actualmente es muy difícil conseguir organismos de esta especie”, señaló Olvera.
En el laboratorio también se trabaja con el pepino de mar lápiz (Holothuria floridana), que resultó más fácil de manejar al tener mejores condiciones para sus hábitos reproductivos. Sin embargo, Olvera advirtió que es una especie vulnerable debido a que es una alternativa para la captura pesquera.
El cultivo de pepino de mar tiene el objetivo de producir crías y juveniles para que posteriormente sean trasladados a la vida silvestre. Actualmente, existe una alianza entre el Cinvestav y las cooperativas de la comunidad de Río Lagartos, al oriente de la península de Yucatán, donde se han destinado zonas a jaulas flotantes que se colocan dentro de los canales de manglar para que el pepino de mar termine de desarrollarse.
Estos esfuerzos llevaron a que los pescadores de Río Lagartos ingresaran hace seis meses una solicitud para establecer un refugio pesquero. La resolución sigue en proceso.
“Sería la primera vez que tengamos un refugio pesquero, pero sabemos que da resultados. Nosotros lo hemos visto con otras especies como la langosta, tenemos buena captura cuando cerramos las temporadas y respetamos las zonas de no pesca”, explicó Ángel Rivero, presidente de la Cooperativa Pesquera de Río Lagartos.
Celestún, un caso de éxito
En Celestún, municipio al poniente de la península de Yucatán, existe una zona de refugio pesquero desde el 2019. Su objetivo principal es la recuperación del pepino de mar, así como la repoblación de otras especies para la pesca como el pulpo maya (Octopus maya), el mero rojo (Epinephelus morio), la langosta (Panulirus argus) y el boquinete (Lachnolaimus maximus).
“Viendo los problemas de pesca ilegal y falta de ordenamiento pesquero nos decidimos por el refugio pesquero. Pensamos que era la mejor opción y no nos equivocamos, es una herramienta fundamental. Hemos tenido excelentes resultados y nos ha unido como pescadores”, expresó Ricardo Novelo, presidente de la Federación de Cooperativas del Puerto de Celestún y miembro de la directiva del refugio pesquero.

Novelo explicó que la repoblación del pepino de mar badionotus se ha dado a más de 25 metros de profundidad. Al ser una especie que se captura mediante el buceo o la pesca submarina resulta peligroso para los pescadores furtivos descender hasta esta zona.
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Sin embargo, la zona de repoblación no se encuentra dentro del refugio de Celestún, por lo que los pescadores han planteado la posibilidad de trasladar algunos de estos organismos hacia el refugio para que estén bajo su protección y monitorear su crecimiento.
Mientras tanto, para hacer frente a la pesca ilegal formaron una comisión de vigilancia de 20 hombres y 20 mujeres que se turnan para vigilar el refugio y evitar que se pesquen las especies durante su temporada de veda. También supervisan que las capturas permitidas sean de manera artesanal, respetando las tallas y las artes de pesca que indica la ley.
Como parte de los retos, los pescadores hablan de la falta de concientización, por lo que están impulsando programas de capacitación tanto a pescadores artesanales como a niños y niñas en las escuelas para que se acerquen a la conservación de las especies. Además, hay planes de turismo ecológico para recorrer la zona de refugio e informar sobre los esfuerzos pesqueros.
“Tenemos que empezar a sembrar nuestros mares. Repoblar para que siempre tengamos estas especies para nosotros y para nuestros hijos y nietos que vienen atrás”, concluyó Novelo. Animal Político