Yucatán

Degradación y gentrificación: así se verá en 25 años la Península de Yucatán como efecto del Tren Maya

12 May. 2025 11:13 pm

Especialistas en conservación biológica y urbanismo de la UNAM realizaron peritajes independientes como parte del amparo que organizaciones ambientalistas interpusieron contra el Tren Maya, y determinaron el impacto que tendrá el proyecto en la península de Yucatán en los próximos 25 años

MÉRIDA | VERÓNICA SANTAMARÍA | El Tren Maya avanzó y con él la probabilidad de exacerbar la pérdida de biodiversidad que caracteriza a la península de Yucatán. Con la inauguración y puesta en marcha de las estaciones que conforman este megaproyecto ferroviario en Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Yucatán y Tabasco, los efectos podrían ser devastadores en los años 2030 y 2050.

Esto, según las proyecciones realizadas por investigadores en conservación biológica, restauración ecológica y ecología urbana, quienes estudiaron el impacto del proyecto emblemático del sexenio de Andrés Manuel López Obrador como parte de un litigio estratégico.

Los resultados de los peritajes que los investigadores realizaron para todo el megaproyecto ferroviario arrojan una tendencia a una mayor degradación de los ecosistemas y, con ello, cambios culturales y sociales en las comunidades.

Los peritajes, de los cuales Animal Político tiene copia, corresponden a las pruebas que la organización de la sociedad civil Territorios Diversos para la Vida (TerraVida) ha presentado para solicitar un amparo (apoyado por personas de pueblos, comunidades indígenas y habitantes de la península) en contra de todos los actos y omisiones vinculados al diseño, autorización, construcción y operación del Tren Maya.

Esta investigación llega a conclusiones alarmantes tanto para la biodiversidad como para las comunidades de una zona que ya padece los efectos de la crisis climática.

Sin Tren Maya, en 2050 las zonas urbanas de la península de Yucatán hubieran tenido un aumento del 59 % con respecto a la extensión territorial del 2016. Sin embargo, con el megaproyecto ferroviario éstas podrían tener un aumento de casi un 25 % adicional, lo que provocaría una mayor demanda de servicios públicos urbanos como construcciones inmobiliarias, drenaje, generación de residuos, entre otros para las comunidades que se asienten, además de una mayor demanda de recursos de las zonas rurales y naturales.

Los resultados de los peritajes dejan ver que no todos los cambios se verán al momento de la construcción y operación del tren, sino que se exteriorizan a lo largo del tiempo. El impacto de estos detonará que se desencadenen otras actividades como: obras y procesos que generen nuevas zonas urbanas en la península de Yucatán, al igual que la expansión de nuevas áreas dedicadas a la agricultura y ganadería.

En el peritaje, los especialistas realizaron una serie de modelos de cambio de uso de suelo a través de análisis históricos para analizar las trayectorias futuras de las dinámicas de las coberturas terrestres sin y con la presencia del Tren Maya.

Los resultados que arrojó esta herramienta son escenarios hacia el 2050 que indican que con la construcción del Tren Maya podría haber un incremento adicional de 64% de las zonas agrícolas, 37% de las zonas pecuarias y 24% de las zonas urbanas, y una reducción del 20% de los ecosistemas naturales con respecto a un escenario sin el Tren Maya.

Animal Político contactó al área de comunicación social de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), para solicitar una entrevista con su titular, la bióloga Alicia Bárcena Ibarra y Marina Robles García, subsecretaria de Biodiversidad y Restauración Ambiental para conocer su postura ante estos hallazgos. Sin embargo, al cierre de esta nota señalaron que por cuestiones de agenda no ha sido imposible concretar la entrevista.

Sin embargo, el pasado 31 de marzo, Alicia Bárcena, titular de la Semarnat, reconoció ante medios, los daños que causó la construcción del proyecto del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Además, planteó un proyecto de restauración y posible decreto de área natural protegida al sistema de cavernas.

MIA, clave para entender el impacto sobre el territorio
Para realizar estas proyecciones, los investigadores analizaron el contenido de las Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) que presentó el gobierno federal para la construcción de este megaproyecto ferroviario.

Una MIA es aquel instrumento de política ambiental destinado a prevenir, mitigar y restaurar los daños al medio ambiente, regulando obras o actividades para reducir los efectos negativos en el entorno y la salud humana.

En su elaboración se utiliza el Sistema Ambiental Regional (SAR), que sirve para delimitar territorialmente el proyecto a evaluar. No obstante, esta herramienta fue aplicada de manera limitada, ya que no se consideraron todos los impactos ambientales atribuibles a su diseño, planeación y ejecución. Además, el proyecto fue dividido en secciones, lo que permitió minimizar la magnitud de los impactos acumulativos del proyecto completo en la evaluación ambiental. Esta fragmentación impidió un análisis integral de los efectos ambientales a escala regional y a mediano y largo plazo.

Ante la falta de proyecciones sobre el impacto negativo que podría tener el proyecto Tren Maya desde las MIAs, especialistas independientes realizaron la delimitación de un nuevo SAR siguiendo las pautas establecidas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y un análisis de estudios previos.

Los resultados de la investigación que realizaron expertos independientes en la demanda contra este megaproyecto ferroviario contiene las proyecciones para los años 2030 y 2050 en la península, con y sin Tren Maya. El cambio de uso de suelo, la pérdida de biodiversidad y con ello de diversos servicios ecosistémicos y culturales, control de enfermedades, contaminación, impacto en cenotes, entre otros, son los principales impactos negativos que el proyecto podría traer para la selva maya y las zonas urbanas.

Fragmentación del hábitat
Enrique Martínez Meyer, biólogo, doctor e investigador en el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha enfocado sus líneas de investigación a la conservación biológica y fue uno de los expertos que realizó una serie de análisis enfocados en cómo puede impactar el proyecto del Tren Maya en la fragmentación de los hábitats naturales.

“Si nos enfocamos en la última mitad del siglo XX o desde los años 70 hasta la fecha, ha habido un proceso de degradación ambiental provocado en diferentes regiones de la península con diferentes factores causales” señaló el experto en entrevista.

De acuerdo con el investigador, en Quintana Roo y la Riviera Maya el proceso de degradación ambiental más notorio ocurre por la gentrificación, es decir, el aumento de la población por el incremento en la actividad turística.

“Todos sabemos que es una zona que ha recibido un impulso desarrollista en los últimos 50 años (desde el establecimiento de Cancún) con impactos muy importantes sobre los ecosistemas, particularmente los costeros. En el otro lado de la península de Yucatán, desde Tabasco a Campeche, también ha habido un proceso de pérdida de hábitat natural por el aumento de la frontera ganadera, más que agrícola”, advirtió Martínez Meyer.

Aún sin la presencia del Tren Maya, se preveía un aumento de la población en zonas turísticas, pero también una expansión ganadera y agrícola. Pero ya con el proyecto Tren Maya en operación, y la llegada de más personas a la península, los escenarios presentan un proceso de degradación mayor.

“De hecho, esa es la intención del proyecto, que llegue más gente a la península de Yucatán y la urbanización genera no nada más crecimiento urbano, sino que genera necesidades de recursos. Entonces es la expansión urbana por un lado, pero la expansión más rápida de zonas de agricultura y de ganadería para cubrir las necesidades”, enfatizó.

El proceso de gentrificación, que se refiere al aumento de la población por el incremento en la actividad turística, incentiva que una zona continúe creciendo, frecuentemente de forma desordenada, y demandando recursos que provocan impactos ambientales y sociales muy significativos.

En ese sentido, la investigación deja ver que el entorno de la península podría verse mayormente afectado en unos años con la presencia del Tren Maya, pues la intención de que llegue más gente a la región como parte de esta visión de “desarrollo” necesariamente provocará una serie de impactos negativos para las zonas naturales.

La urbanización genera no nada más crecimiento urbano, sino necesidades de recursos”, sentenció Meyer.

Lo anterior causaría una expansión en las fronteras agropecuarias y urbanas propiciando la fragmentación de los ecosistemas y la reducción de coberturas naturales.

No sólo son el tren y las estaciones
Viridiana Maldonado es abogada con más de 10 años de experiencia en el acompañamiento y defensa de los diferentes territorios del país, actualmente trabaja para la organización Territorios Diversos para la Vida, de la que es co-coordinadora. En entrevista para Animal Político, explicó que las periciales presentadas forman parte de las pruebas de uno de los amparos interpuestos en materia ambiental contra el proyecto Tren Maya.

“Cuando iniciamos este proceso de defensa sabíamos que no iba a ser suficiente lo que se pudiera argumentar desde el derecho o los análisis comparativos entre otros proyectos similares, sino que, se necesitaba contar con pruebas sólidas que permitieran abordar la complejidad y la gravedad de los daños estructurales asociados al proyecto del Tren Maya”, argumentó Maldonado.

La abogada señaló que hablar del Tren Maya no implica únicamente analizar el proyecto en sí, sino que es necesario comprender las raíces que lo sustentan. Es decir, pese a que el discurso oficialista muestra a esta infraestructura como un medio que presuntamente facilitará la movilidad de las personas, su objetivo va más allá, busca impulsar un modelo de desarrollo en la península que conlleva profundas implicaciones sociales, culturales y ambientales.

Para lograrlo, su operación implicará poner un punto motor que detone otras cosas como el crecimiento de los polos de desarrollo, la industria, el crecimiento y la masificación del turismo.

“Cuando pensemos en el tren, no sólo lo pensemos como un conglomerado de estaciones y trenes sino, pensemos, en que eso es solamente la punta de lanza de algo mucho más grande del cual no tenemos, siquiera, un escenario de qué podría traer consigo”, añadió Maldonado.

Los efectos del Tren maya serán enormes
Luis Zambrano es investigador y doctor en Ecología del Instituto de Biología de la UNAM; entre sus líneas de investigación se encuentra la restauración ecológica y sostenibilidad y ecología urbana. Él, junto con un grupo de investigadores independientes, fueron parte del análisis y estudios que realizaron en los peritajes del juicio de amparo contra el proyecto Tren Maya.

El experto comentó que este peritaje lo iniciaron como una respuesta a la forma en que se edifican los megaproyectos, es decir, estos siempre se han pensado desde una forma fragmentaria que va afectando cada zona que ya fue separada de un ecosistema que en algún momento estuvo entero y unido naturalmente.

“Cuando se hace el análisis de un impacto de manera fragmentada se reducen mucho los alcances del impacto. Siempre pongo estos símiles de imaginar que tienes una orquesta y, poco a poco, comienzas a quitar instrumentos. Primero quitas los violines, luego las trompetas, después la percusión, y al final, la orquesta pierde su armonía y su capacidad de interpretar la obra completa. Evaluar solo la ausencia de un instrumento puede parecer insignificante, pero cuando ves el resultado final, el impacto es enorme lo mismo ocurre en ecología”, explicó Zambrano.

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En ecología este efecto puede ser incluso más grave, ya que se trata de interacciones mucho más complejas que las de una orquesta. En el análisis de un megaproyecto, siempre los beneficios se hacen desde una perspectiva sistémica, pero los costos se hacen desde una perspectiva fragmentada; es decir, el discurso siempre habla de los beneficios regionales económicos que dispararía un megaproyecto, pero minimiza el costo ecológico al decir que se talan pocos árboles.

El investigador enfatizó que este enfoque constituye uno de los grandes problemas para la sostenibilidad. Durante la planeación y construcción de un megaproyecto tanto los beneficios como los impactos deberían analizarse desde una perspectiva integral. En el caso del Tren Maya, el proyecto debe entenderse como un todo que afecta a toda la península, y sus impactos deben evaluarse de manera regional y sistémica.

Zambrano agregó que, cuando un megaproyecto fragmenta un ecosistema, como sucede con Tren Maya, se afectan los procesos que mantienen la salud de los ecosistemas y de las comunidades humanas que dependen de ellos. Además, un ecosistema fragmentado puede llevar a que algunas especies desaparezcan de ciertos lugares.

Reporte original de Animal Político en la siguiente dirección: https://animalpolitico.com/estados/tren-maya-degradacion-gentrificacion-peninsula-yucatan

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