Tabasco

Violencia legítima no es represión

14 May. 2025 12:26 pm

Libertas Capitur | Félix Sarracino

La violencia siempre ha sido cuestionada. No es de uso legítimo para el Estado, si tiene el amplio repudio de la sociedad. Provenga de donde provenga. No cualquier gobernante con una mediana experiencia y formación, hace uso de ella. Es la última ratio, la negación de la Ley. La solución que no fue posible lograr por medios civilizados. Es la vuelta a la ley de la selva, revestida de poder público.

En Tabasco se ha vivido momentos arbitrarios. El procedimiento de facto es regla. El diálogo y el acuerdo, la excepción. El Estado de Derecho, un ilustre desconocido. Y ante cualquier inconformidad, el amago y finalmente, la represión, resultan los métodos favoritos para el control social. La represión a estudiantes normalistas, futuros maestros, es evidencia.

No importó el motivo. En este caso, la acusación a un funcionario educativo que no aquilató la responsabilidad de formar a los maestros del futuro. Los señalamientos por nepotismo, acoso sexual y abuso de poder, por parte de toda una comunidad. Durante casi 40 días, el gobierno no acertó a realizar una investigación y deslindar responsabilidades. Más bien se preocupó por evadir responsabilidades.

El Instituto Tecnológico Superior de Los Ríos en Balancán, en Tabasco, fue el escenario del ataque de un gobierno a su grey estudiantil. Con gases lacrimógenos y a punta de pistola, como en los peores tiempos de barbarie. Casi un homenaje a los granaderos del 68, ahora perpetrado por la Guardia Nacional, creada paradójicamente para cuidar al pueblo. No basta que los cuestionamientos tengan visos de verdad. Para ellos sobran, porque no son inferidos por los suyos.

No importa que las cifras del INEGI registren el deceso, por ejemplo, de 10 mil 917 jóvenes por agresiones en México tan sólo en 2024. O que sea el homicidio la principal causa de muerte en personas de 25 a 44 años de edad; y la segunda entre los más jóvenes mexicanas y mexicanos de entre 15 y 24 años. Esto a los gobiernos de Morena les tiene sin cuidado, porque no ven la relación entre la política del régimen y sus consecuencias.

La Estadística de Defunciones Registradas del INEGI, reveló que los disparos con armas de fuego y punzocortantes, seguidos del ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación, son los medios más comunes. Aún así, estos gobiernos impotentes o inconscientes de los estragos de la violencia en la juventud, se atreven a atentar con todo el poder del Estado, en contra de jóvenes estudiantes. A los delincuentes, abrazos. A los jóvenes, futuros mentores de la educación, golpes, gases lacrimógenos y balazos.

Ante la evidente falta de oportunidades educativas y laborales, el gobierno debería cuidar lnuestro futuro, sus estudiantes de hoy. Debería estar más atento a sus inconformidades y llamados desesperados. Si una comunidad señala a un perpetrador disfrazado de mentor educativo, lo que procede es investigar y prevenir posibles estragos. No se vale desdeñar los gritos de dolor y auxilio de los jóvenes y sus familias. Al Estado corresponde brindar seguridad, no dar pretextos.

La violencia generalizada impacta a nuestros jóvenes en entornos vulnerables. Y son los más. En esta circunstancia, la actividad del Estado adquiere un mayor peso específico. Proteger a los pocos que estudian y muestran vocación de servicio, debería ser su apostolado. Si la falta de programas de prevención y apoyo comunitario incrementa los riesgos de nuestros jóvenes, la obligación mínima del Estado debe ser garantizar la seguridad de los jóvenes que persisten en el bien. Reprimir a nuestros estudiantes y no solidarizarse con ellos cuando acusan venalidad, es fortalecer al mal.

La represión de Balancán es un baldón para las autoridades educativas y políticas de Tabasco. El símbolo que representará al gobierno de Javier May y de Morena en la memoria colectiva. Como lo fue el 68 o Ayotzinapa, con los bemoles que se le quiera poner, para los gobiernos del pasado. Un rosario de incapacidad, corrupción, arbitrariedad y falta de cuidado a nuestra juventud, poco comunes en cualquier gobierno. Un carácter que, por sus manifestaciones, debería proscribir el nuevo régimen.

Los resultados de un gobierno serán trascendentes, si sabe invertir en valores. Pero no se puede invertir en valores doblegando por la fuerza a quienes luchan por el bien. “Sólo viven los que luchan”, dijo Víctor Hugo. Pero también tenemos “el deber de nuestra generación”, que dijo Elie Wiesel: “la solidaridad con los débiles, los perseguidos, los abandonados, los enfermos y los desesperados, un sentido noble y humanizador en el que todos los miembros se definan a sí mismos, no por su propia identidad, sino por la de los demás”.

Email: libertascapitur.chis@gmail.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button