Puntas del placer de las muñecas rosadas
16 Abr. 2024 2:22 pm
Héctor Cobá
REPORTE MAYA
La filosofía aumentada del “ya no se usa peludo”, contradice los gustos del croni-tabernero, que tras pasar la aduana, revisión para ver si no trae armas blancas, fusca o drugs, media hora pasada la medianoche de un jueves, cualquiera, para viernes.
Son 20 minutos pasada la medianoche, la hora de las brujas, si hechizan pero no son brujas: ejemplo, una mujer madurona se va sin mostrar peluche, una década antes era una belleza full, algo queda. Bajó del tubo con sensualidad.
Mientras ella termina va Candela, exuberante y escultural morena con su bikini color sangre claro, mueve su cuerpo con energía, luce su vientre con varios tatuajes, del tubo desciende ondulante con destreza para bajar de ahí.
10 minutos después con atuendo negro, Candela hace su “privado” en público, luce su canela epidermis y su bailada llena de erotismo y sensualidad.
A lo mejor en el no empeluchadero, se hace caso a la canción del grupo guerrerense especializado en música tropical y cumbia costeña Los Karkiks “Porque ay/ Ya no se usa peludo/ Ya no lo quiero peludo/ Yo lo aborrezco peludo/ Se ve muy feo peludo”/.
Luego, luego, se escucha en la bocina y pantalla del, eso sí, cachondo lupanar, un fragmento de reguetón: “Y a todas las mujeres las pongo a perrear, tú, ¡wow!”, de Los Tucanes de Tijuana y Maffio.
Nueve minutos bastaron para que Candela se vaya sin mostrar el peluche; parece que la estación de la sexualidad es de treintonas y cuarentonas, de figuras atractivas aún esculturales de antaño.
Media hora antes de la una de la madrugada por ritmo y música guapachosa no se puede uno quejar, fuerte se oye Camarón pelado, a ritmo de banda: “tú me pides camarón y yo te lo voy a dar, yo te quiero corazón por ti lo voy a pescar.ahí tengo mi piragua muy cerquita del palmar, pronto voy a estar en el agua para ponerme a pescar”.
Apenas pasa la frontera de la tercera edad, el relator, quien recuerda La Puerta de Hierro, en Villahermosa, Tabasco, hace 35 años, entraba a uno a ese cabaret, sentadas -más de 20- en fila, las beldades de entre 19 y 25 años, esculturales, llenas sus muñecas de finas pulseras de oro italiano, lo de moda en 1978-1981, sus cuellos, al menos con 10 gargantillas del mismo material áureo y elegantes vestidos del fino tejido guatemalteco. ¡Tiempo pasado ha!
Pink Dolls tiene la pista de baile tipo Fiebre de Sábado por la noche, un poco similar a la película: luces titilantes rojas, verdes, rosadas, azules, blancas y amarillas, en una colorida combinación que luce con la noche.
Baila Nairobi, flaquita de vestido negro, muy ida, tampoco enseña su peluche.
HC concluye, el lugar no es igual a Candela, donde 15 próximas a bailar, cerca de 1990, se sentaban o acostaban en la enorme barra en forma de ese (s), de casi 15 metros de largo, ellas cual cocodrilos al sol, mismas que al terminar su erótica danza se bañaban en la regadera frente a todos; ni a La Fuente o el Katunga en los mejores tiempos de la concurrida plaza 21, lugar cancunense donde entre los años 2005-2008, se concentraron todos los lugares de pelos, peluches y chiches o puntas del placer.
Correcto toda comparación es odiosa. Lo que no se vale es que la cosa sea peor ahora que antes.
Llamada número uno, Samanta. 00:42, segunda llamada Samanta; 18 minutos antes de la una de la madrugada. Previo a su llegada, un par de bellezas, de hace 10 años, terminan sin mostrar sus peluches. Si el lugar no es para rezar sino todo lo contrario.
Un amigo que acompañó a los parranderos rechazó el teibol que le invitó el anfitrión nocturno; mientras el otro par se fue de casquivano, a instancias de la vendedora de privados por 300 pesos y satisfacer ellos su cachondería. No es cierto, acudieron al salón de fumar, ya que los bailes son light, onanistas pues…
Siete minutos después, “Samanta prevenida”, se escucha de decir a la voz que nunca se ve. Antes que llegue Samanta “vamos a huarachar, la rítmica descarga de casi tres minutos, elegante, sensual y armoniosa de un grupo cubano. 11 minutos después del primer aviso, aparece de una sensualidad, lenta e in crescendo, chaparrita y escultural, veinticincoañera o treintañera.
Ella sí presume sus puntitas del placer, ¡hermosaaaaaas!, en el Pink Dolls sport bar Cancún, cerca de la esquina de la avenida Chac Mol y Las Torres, en la supermanzana 510.
Dos rolitas y nada de peluche de Samanta.
Despedida de las muñecas rosa. Lo de hoy es perrear, Bad Bunny ayuda con reguetón: /Dime como tú te sientes, sabiendo que no estoy yo, no/ El tiempo ha pasado, tu nombre lo tengo borrado/ Ahora soy el feo, el malo, ahora soy peor, eso lo sé yo/ Pero me siento cabrón porque hay otro a tu lado y ese no soy yo/ Venga, ahora voy a salir pa’ la calle to’ los días/ Y voy a darme la vida que antes no tenía pero merecía/ Tenga, puede ser que a veces por joder te dé un pingazo/ Luego de eso mas na’, lo siento mamita no estoy en atraso/.
Barbie reina, ¡chiches sí, pelos no!