La amenaza que representa la elección popular de jueces para la independencia judicial
1 Oct. 2024 11:51 am
El Fénix del Derecho | Pablo Andrei Zamudio Díaz | La propuesta de elegir a jueces por voto popular ha comenzado a ganar terreno en la conversación pública, presentándose como una vía para “democratizar” el poder judicial. Sin embargo, esta idea, que puede sonar atractiva a primera vista, encierra un peligro profundo para uno de los pilares fundamentales de nuestra democracia: la independencia judicial.
La justicia debe ser imparcial, ajena a presiones políticas, económicas o sociales. Sin embargo, la elección popular de jueces amenaza con transformar a nuestros juzgadores en políticos, sujetos a los mismos vaivenes e intereses que afectan a quienes buscan cargos de elección popular. La esencia del poder judicial radica precisamente en su capacidad de actuar sin influencia alguna, y este mecanismo podría socavar este principio, sometiendo a los jueces a intereses ajenos a la justicia.
Los peligros de la politización
Introducir el elemento electoral en la elección de jueces implica, inevitablemente, la politización del poder judicial. Los jueces quedarían expuestos a presiones políticas y, peor aún, podrían sentirse obligados a alinear sus decisiones con los intereses de los partidos o del electorado para asegurar su permanencia en el cargo. Esto comprometería la imparcialidad de las decisiones judiciales y, en consecuencia, la esencia misma de la justicia.
La función de un juez no es agradar a la mayoría, sino garantizar la protección de los derechos de todas las personas, especialmente de aquellas que no tienen voz ni poder. La elección popular de jueces podría llevar a que estos teman emitir fallos impopulares, aunque sean jurídicamente correctos y protejan los derechos de las minorías, porque lo que esté en juego ya no sería la justicia, sino su permanencia en el cargo.
El riesgo de las campañas electorales
Un aspecto que no podemos ignorar es el impacto que tendría la necesidad de participar en campañas electorales. Para ser elegidos, los jueces tendrían que recaudar fondos y hacer campaña, lo que abriría la puerta a conflictos de interés y, potencialmente, a la corrupción. ¿Cómo garantizar la imparcialidad de un juez que ha recibido financiamiento de sectores que luego podrían beneficiarse de sus decisiones?
Esto representa un retroceso enorme en la lucha por un poder judicial independiente, pues permitiría que intereses particulares influyan en las decisiones de quienes deberían ser guardianes de la ley y los derechos de todos.
La justicia no es un concurso de popularidad
Los jueces no deben ser elegidos por su capacidad de ganar simpatías, sino por su conocimiento de la ley y su compromiso con la justicia. La calidad de la justicia se vería gravemente afectada si los jueces tuvieran que actuar como políticos, en lugar de concentrarse en su verdadero papel: interpretar y aplicar la ley con equidad y conocimiento técnico.
Un llamado a la reflexión
La independencia judicial se protege mejor mediante sistemas de selección basados en el mérito, la experiencia y la capacidad profesional. La elección de jueces debe estar libre de presiones políticas y populares para que los juzgadores puedan aplicar la ley de manera imparcial y proteger los derechos de todas las personas.
La justicia debe ser un refugio de imparcialidad y equidad, no un escenario más de la política. En un momento donde la polarización y la desconfianza parecen permear todos los ámbitos de la vida pública, es crucial que la sociedad y las autoridades comprendan que la independencia judicial es un baluarte que debemos preservar con todas nuestras fuerzas. No permitamos que la justicia se convierta en un concurso de popularidad.
La propuesta de elección popular de jueces, más que una democratización del poder judicial, es un atentado a su independencia. Y sin independencia judicial, no hay verdadera justicia.
Pablo Andrei Zamudio Díaz
Abogado constitucionalista
