El oscuro secreto de la señora de las flores en Chetumal
6 Ene. 2025 11:29 am
CHETUMAL | En la apacible rutina del bulevar de Chetumal, una figura se había vuelto tan familiar como la brisa del mar: una mujer, madre de varios niños, que vendía flores con una sonrisa tímida. Conocida solo como “la señora de las flores”, su vida aparentaba ser una lucha honesta por la subsistencia. Sin embargo, detrás de esa fachada, se ocultaba una historia de horror que estremeció al país hace más de dos décadas.
El Horror en Casa
La historia de Dhilan Randall Mercado González, de apenas cuatro años, comenzó a desentrañarse el 12 de noviembre de 1999 en Aguascalientes. Su pequeño cuerpo fue encontrado en un contenedor de basura, envuelto en un mantel de navidad y una colcha familiar, con signos evidentes de haber sido brutalmente golpeado hasta la muerte. La caja de huevos de San Juan que contenía sus restos también tenía una navaja manchada de lo que se presumía era sangre.
La Investigación y la Identificación
La identificación de Dhilan llegó en 2001, gracias a su abuela Araceli González Becerra y a testimonios que apuntaban hacia su madre, Liliana Lucero Mercado González, y su padrastro, Francisco Javier López González. Las pruebas de ADN confirmaron lo peor: el niño había sido víctima de abusos prolongados, golpeado hasta sufrir un traumatismo cráneo-encefálico y cervical, y un estallamiento de vejiga.
Un Padrastro con Pasado Oscuro
Francisco Javier no era un desconocido para la violencia. Anteriormente, había sido sospechoso en la muerte de otro niño bajo su cuidado, un hijo de su primer matrimonio con Anabel de la Cruz Hernández. Además, intentó adoptar a otro menor en Jalisco, lo que sugirió a los investigadores que podría haber intentado crear una coartada para su crimen.
La Búsqueda y la Captura
Durante años, Liliana y Francisco vivieron en la clandestinidad, mudándose de Jalpa, Zacatecas, a Nochistlán y luego a Teocaltiche, Jalisco, antes de asentarse en Chetumal, donde se integraron a la comunidad como vendedores de flores. La reapertura del caso por parte de la Fiscalía de Aguascalientes, con nuevas pruebas y testimonios, llevó a su captura en Quintana Roo.
Justicia Años Después
La detención de Liliana y Francisco en Chetumal ha sido un cierre agridulce para un caso que permaneció abierto y dolorosamente vivo en la memoria colectiva. La “señora de las flores” y su compañero ocultaban no solo su identidad sino también un crimen que había sacudido a México, recordándonos que las apariencias pueden ser el velo más engañoso de la verdad.
Este caso, que una vez fue el tema central de un episodio de “Mujer, Casos de la Vida Real” titulado “El niño del contenedor”, ahora ha encontrado un desenlace, aunque el dolor y las preguntas sin respuesta persisten. La justicia, aunque tardía, ha llegado para Dhilan, cuyo nombre ahora es sinónimo de una lección trágica sobre la humanidad y la crueldad oculta tras la rutina diaria.
La Fiscalía General del Estado en un comunicado informó que, vía colaboración con su homóloga del estado de Aguascalientes, cumplimentó orden de aprehensión en este municipio, en contra de un hombre y una mujer, por su presunta participación en hechos posiblemente constitutivos de los delitos de homicidio doloso calificado con ventaja y brutal ferocidad en agravio de una víctima menor de edad del sexo masculino, ocurrido hace 25 años.
Los detenidos son identificados como Francisco Javier “N”, alias “El Profe” y/o “Profesor”, y Liliana Lucero “N”; los hechos por los que eran buscados ocurrieron el 12 de noviembre de 1999, en Teocaltiche, Jalisco, donde el masculino, tras discutir con la mujer, golpeó hasta privar de la vida a la víctima, para luego envolverlo en cobijas y meterlo en una caja de cartón, la cual ató con un lazo.
Posteriormente, Francisco Javier “N” tomó la caja y a bordo de un autobús se dirigió a la ciudad de Aguascalientes, donde al llegar caminó sin rumbo fijo, encontrando un depósito de basura, en el que arrojó el cuerpo de la víctima, para después regresar a su domicilio, donde lo esperaba Liliana Lucero “N”, con quien huyó a León, Guanajuato, para después moverse al estado de Oaxaca y luego a Palenque Chiapas, permaneciendo ahí un año; en el año 2002 se establecieron en la capital de Quintana Roo, donde permanecieron ocultos.
Cabe mencionar que este homicidio fue un tema de gran trascendencia social, debido a la brutalidad en la comisión del homicidio.
Una vez cumplidas las diligencias correspondientes, los detenidos fueron entregados a las autoridades del estado de Aguascalientes, para su traslado y puesta a disposición de la autoridad que los requiere. Con información de Ya Es Noticia México