¿Son iguales o son peores? Los procesos de corrupción contra los gobernadores

3 Feb. 2025 5:33 pm
El sexenio de Enrique Peña Nieto estuvo marcado por la corrupción y la impunidad en todos los niveles; sin embargo, al menos 12 gobernadores estatales fueron procesados en esos seis años. En el sexenio de AMLO ninguno fue investigado.
María Amparo Casar | La corrupción y la impunidad atraviesan los órdenes de gobierno. Siempre han estado tan presentes en el gobierno federal como en los estatales y locales. Ahí donde hay dinero público hay oportunidad de desvío de recursos. Ahí donde hay poder hay ocasión de tráfico de influencia. Ahí donde se dispone de puestos a repartir hay espacio para el nepotismo. Ahí en donde se controla la justicia hay posibilidad de impunidad.
La corrupción y la impunidad no han distinguido a lo largo de la historia colores partidarios. Las oposiciones acusan a los gobernantes en turno, pero cuando se vuelven gobierno suelen incurrir en las mismas prácticas. No sólo eso, a menudo llegan a acuerdos con las administraciones salientes con el fin de enterrar los hechos de corrupción y garantizarles impunidad. Es lo que he llamado tapaos los unos a los otros.
Los gobiernos estatales, menos vigilados y, hasta hace poco, con menos contrapesos que el federal, han sido un “foco” de corrupción muy importante en el sistema político mexicano. La historia de nuestro país es prolífica al respecto.
En tiempos recientes, los dos últimos sexenios, uno comandado por el PRI y otro por Morena son un buen caso de estudio. Cuando Peña Nieto llegó al poder en 2012, el PRI tenía 21 gobernadores. Con López Obrador en 2018, Morena comenzó con sólo 6 gobernadores, pero a lo largo del sexenio logró revertir esta situación. Para 2022 tenía ya 20 y sus aliados tenían 2 más.
El sexenio de Peña Nieto fue señalado por innumerables hechos de corrupción perpetrados tanto por funcionarios del gobierno federal, como por los gobernadores del partido en el poder. Tantos fueron los casos que un buen número de analistas atribuyeron la derrota del PRI a la rampante corrupción. Coincido. La corrupción fue escandalosa.
En la categoría de los gobernadores, el periodismo de investigación documentó decenas de presuntos delitos de corrupción de los cuales no pocos —para un país como México— llegaron a la justicia. Registro procesos judiciales abiertos a 12 gobernadores y exgobernadores durante el mandato de Peña Nieto: diez del PRI y dos del PAN. Esto quiere decir que el propio partido en el poder persiguió por corrupción a diez de los suyos y a dos de oposición (Armando Reynoso Femat de Aguascalientes y Guillermo Padrés de Sonora ambos del PAN).
Los delitos de los que se les acusó fueron variopintos. Están casi todos los del catálogo del Código Penal en el capítulo sobre delitos de corrupción: desvío de recursos públicos, peculado, enriquecimiento ilícito, malversación de fondos, asociación delictiva, nepotismo, ejercicio abusivo de funciones, uso indebido de atribuciones, lavado de dinero. Hay que añadir otros como, relación con el narcotráfico, huachicoleo, retención de salarios, adquisición irregular de terrenos, empresas fantasma, nóminas secretas, robo de ganado y hasta la construcción de una presa en la propiedad privada de un gobernador.
Se trata de los siguientes gobernadores del PRI: César Duarte (Chihuahua), Jesús Reyna García (Michoacán), Rodrigo Medina (Nuevo León), Roberto Borge (Quintana Roo), Javier Duarte (Veracruz), Flavino Ríos (Veracruz), Tomás Yarrington (Tamaulipas), Eugenio Hernández (Tamaulipas), Jorge Torres (Coahuila) y Roberto Sandoval (Nayarit).
Cuando fueron detenidos, no se sabía hasta dónde llegaría la justicia. A medias, pero algo llegó.
Los procesos seguidos contra ellos acabaron en detenciones, extradiciones, sentencia de prisión, prisión preventiva, privilegio de llevar proceso en libertad y una detención y posterior absolución (Rodrigo Medina). Muchos otros gobernadores libraron los procesos a pesar de la evidencia ofrecida en contra de ellos.
Vayamos ahora al sexenio de López Obrador de Morena, quien llegó a tener el mismo número de gobernadores que Peña Nieto del PRI. Una vez más, gracias al periodismo de investigación se han revelado decenas de presuntos delitos cometidos por gobernadores morenistas en el periodo de 2018 a 2024. Entre ellos los casos de Rubén Rocha (Sinaloa), Rutilio Escandón (Chiapas), Cuitláhuac García (Veracruz), Cuauhtémoc Blanco (Morelos), Alfonso Durazo (Sonora), Delfina Gómez (Estado de México), Adán Augusto López, Carlos Merino y Javier May (los tres de Tabasco) y Rocío Nahle (Veracruz). Habría que agregar a Manuel Velasco de Chiapas (PVEM), Ricardo Gallardo de San Luis Potosí (PVEM) y a Samuel García de Nuevo León (MC).
Como en el caso del sexenio de Peña Nieto, a estos gobernadores se les ha señalado por haber cometido los más diversos delitos de corrupción. Los mismos que a los gobernadores priístas. Pero a diferencia de entonces, a ninguno de estos se les ha abierto una carpeta de investigación y, desde luego, ninguno está bajo proceso judicial.
Peor aún: Rutilio Escandón fue premiado con el consulado en Miami, Cuauhtémoc Blanco con una diputación, Cuitláhuac García con la dirección de Cenegas y Alejandro Murat (gobernador de Oaxaca por el PRI pero ahora en Morena) con una senaduría. Otros premiados o dejados en paz fueron exgobernadores del PRI que pactaron con Morena: Carlos Aysa González (Campeche), Javier Corral (Chihuahua), Alfredo del Mazo (Estado de México), Quirino Ordaz (Sinaloa), Omar Fayad (Hidalgo) o Claudia Pavlovich (Sonora).
No apostaría por la honestidad de los gobernadores del PRI ni por los de Morena, pero juzgue usted los niveles de impunidad. ¿Son mejores, iguales o peores?