Víctimas de masacre en Guanajuato eran de Estados Unidos

6 Ago. 2025 8:30 pm
De acuerdo a las investigaciones, ninguna de las víctimas tenían vínculos con el crimen organizado
GUANAJUATO | En Santa Mónica Ozumbilla, una comunidad enclavada en el municipio de Yuriria, Guanajuato, la violencia golpeó con una crudeza difícil de comprender. Seis personas —una familia de ciudadanos estadounidenses y tres empresarios locales— fueron asesinadas dentro de una finca mientras disfrutaban de un encuentro vacacional. El crimen no solo dejó dolor: dejó preguntas abiertas, temor extendido y un desconcierto que ni las autoridades logran explicar del todo.
Este hecho, calificado como “atípico” por la Fiscalía estatal, ha encendido las alarmas por su naturaleza. No fue un enfrentamiento entre bandas, ni un ataque a objetivos relacionados con el crimen organizado, según confirmó el propio fiscal Gerardo Vázquez Alatrista. Las víctimas, enfatizó, no tenían ningún vínculo con actividades ilícitas. Simplemente, se encontraban en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
El ataque ocurrió el viernes pasado. Un grupo de hombres armados irrumpió en la finca donde las seis personas convivían. Las armas utilizadas no se limitaron a las de fuego; también se emplearon armas blancas y herramientas de construcción, como un marro. La saña del crimen ha causado conmoción incluso entre quienes están acostumbrados a convivir con noticias de violencia.
Tres de las víctimas eran miembros de una familia originaria del sur del estado que emigró a Estados Unidos hace más de tres décadas. Estaban de visita en su tierra natal. Los otros tres eran empresarios del sector textil de Moroleón, conocidos en su comunidad.
Nada en su historial hacía prever una agresión de este tipo. La Fiscalía no ha encontrado indicios de conflictos, amenazas previas o relaciones peligrosas. Por eso, el crimen se ha convertido en una excepción dentro de un contexto ya de por sí marcado por la inseguridad. Un caso que rompe con los patrones, y que por lo mismo, genera más incertidumbre que respuestas.
Los asesinatos han despertado temor en toda la región. No solo por la violencia en sí, sino por el hecho de que esta vez no hay una narrativa que la explique o la encasille. No se trata, aparentemente, de un ajuste de cuentas. No es una disputa entre cárteles. No es —al menos por ahora— lo que se conoce como violencia “esperada” en un estado donde la criminalidad suele tener lógica de control territorial.
Este crimen revela algo más profundo: la sensación de vulnerabilidad total. Cuando , tomando en cuenta que las víctimas no tienen relación alguna con el delito.
La Fiscalía del estado ha abierto una carpeta de investigación y continúa recabando datos para esclarecer los hechos. La camioneta en la que llegaron los agresores, las armas utilizadas, los testimonios posibles: todo está bajo análisis.