Socios de Pemex frenan 21 proyectos y ponen en jaque la meta de 1.7 mbd
Deudas por más de 28,000 millones de dólares y términos rígidos frenan 21 asociaciones de Pemex. Sin ajustes en pagos y control, la meta de producir 1.7 mbd peligra.
CDMX | El plan de asociaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) entró en zona de turbulencia. De acuerdo con un reporte de Reuters, potenciales socios —nacionales y extranjeros— han enfriado su interés en al menos 21 proyectos que la estatal busca impulsar para sumar hasta 450 mil barriles diarios hacia 2033, ante dos señales que hoy pesan más que cualquier promesa de volumen: deuda con proveedores por alrededor de $28,000 millones de dólares y cláusulas contractuales rígidas, entre ellas el requisito de que Pemex retenga 40% de participación en los negocios. El resultado inmediato es un freno a la ruta de producción que la empresa, bajo la dirección de Víctor Rodríguez Padilla, ha fijado en 1.7 millones de barriles diarios.
El riesgo de pago es el primer disuasivo. La misma agencia reportó en agosto y octubre que, pese a emisiones de deuda y a un vehículo financiero para administrar obligaciones, la compañía ha lidiado con atrasos significativos con contratistas y proveedores globales —desde servicios de perforación hasta ingeniería—, lo que encarece cualquier nuevo contrato y eleva la exigencia de garantías. Aunque Pemex comunicó a la Cámara de Diputados que redujo a la mitad su pasivo con proveedores desde 2024 y que su deuda financiera bajó cerca de 85,000 millones de dólares, la percepción de riesgo se mantiene en los mercados y entre posibles aliados.
El segundo obstáculo es contractual. Pemex insiste en conservar 40% en las asociaciones y mantener condiciones poco flexibles en la gobernanza de los activos, lo cual limita la capacidad de los socios para gestionar riesgos, decidir capex y asegurar recuperaciones en tiempo y forma. En un ciclo de costos altos y cadenas de suministro tensas, la ecuación “más riesgo con menos control” no cierra para varios jugadores.
Por qué esto importa
Por una parte la producción vs. flujo de caja. Sin capital y know-how externo traído por las empresas privadas, proyectos que la estatañ proyecta para sostener o elevar producción podrían retrasarse, afectando no sólo la meta de 1.7 mbd, sino el efecto fiscal esperado por Hacienda (renta petrolera y exportaciones). Por otra parte, esta el costo de financiamiento. El historial de pagos atrasados eleva el costo de capital exigido por proveedores y banca. Aun con compras de bonos y inyecciones que han dado alivio, el riesgo de contraparte encarece cada licitación.
¿Hay salida? Las palancas que exigen los socios
Las empresas piden un calendario duro de pagos, con ventanas de 30–60 días reales, respaldadas por cuentas de garantía que minimicen riesgo de flujo para contratistas críticos. Así como flexibilizar el 40% de participación de Pemex en los proyectos, par mantener una participación estatal relevante pero sin un control operativo. Por último, soliciran gobernanza “bancable”, es decir comités con voto técnico, métricas de HSE, capex gates y cláusulas de salida claras que permitan refinanciar o rotar participación sin parálisis.
La Administración Sheinbaum ha prometido un rescate ordenado de Pemex, con la meta de que la empresa sea autosuficiente hacia 2027; en paralelo, el calendario petrolero no espera, ya que enfrenta la declinación natural de campos, el mantenimiento en Deer Park y la entrada gradual de la refinería Olmeca, lo cual demanda disciplina operativa y de capital. Si las 21 asociaciones siguen sin cuajar, la estatal deberá priorizar proyectos con mayor retorno y menor requerimiento de caja, o replantear condiciones para atraer socios antes de 2026.
Pemex sí puede cerrar acuerdos —el interés existe—, pero en otras reglas. Donde haya claridad de pagos, toma de decisiones compartida y riesgos acotados, el capital privado entra; donde persistan opacidad y asimetrías, el capital se va. Hoy, el “muro” no es geológico: es financiero y contractual.
