El centro de Los Ángeles sufre vandalismo generalizado y daños mientras la ciudad lucha por calmar los disturbios
9 Jun. 2025 2:35 pm
Grace TooheyHailey | Branson-Potts | Matthew Ormseth | Rebecca Ellis | Hannah Fry y Rachel Uranga | LAT
LA | Una horrible noche de vandalismo, robos y enfrentamientos en el centro de Los Ángeles dejó a los funcionarios de la ciudad luchando por obtener la ventaja después de tres días de disturbios dispersos por las redadas de inmigración.
Algunos negocios fueron vandalizados y asaltados durante la noche en el centro, poniendo fin a horas de disturbios que se saldaron con autos de Waymo quemados, patrullas policiales aplastadas con piedras y patinetes eléctricos, y diversos actos de vandalismo en el centro y el centro cívico. Si bien la mayoría de los problemas ocurrieron en unas pocas cuadras, han atraído la atención mundial después de que el presidente Trump desplegara la Guardia Nacional en Los Ángeles tras los enfrentamientos entre agentes de inmigración y manifestantes.
Trump ha amenazado con enviar “tropas” para ayudar a calmar los disturbios, pero no está claro en qué consistiría eso.Anuncio
El jefe de policía de Los Ángeles, Jim McDonnell, afirmó que la violencia del domingo en la ciudad no ha hecho más que intensificarse desde que los manifestantes se enfrentaron con agentes el viernes frente a un centro de detención federal en el centro de Los Ángeles. Describió la violencia como “repugnante”.
“Estas últimas noches hemos visto un nivel que repugna a toda buena persona de esta ciudad”, dijo.
Hasta ahora, las tropas de la Guardia Nacional han protegido principalmente edificios federales.
McDonnell dudó cuando se le preguntó si la ciudad necesitaba tropas de la Guardia Nacional, que Trump desplegó a pesar de los deseos del gobernador y el alcalde.Anuncio
“¿Los necesitamos? Bueno, a juzgar por lo ocurrido esta noche, esto se ha descontrolado”, dijo. Aun así, McDonnell añadió que necesitaba saber más sobre cómo las tropas podrían ayudar a mantener el orden antes de decidir si su presencia era necesaria.
El domingo, habló con el sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, sobre la posibilidad de implementar un toque de queda, pero decidieron que no era necesario. El jefe dijo que también habló con el fiscal de distrito Nathan Hochman, quien prometió procesar a quienes hayan atacado a agentes y causado daños a la propiedad.Anuncio
El lunes, un día gris, típico de la melancolía y el frío de junio, el centro de Los Ángeles lucía los grafitis vulgares de un fin de semana de caos y protestas. En las manzanas que rodean el Ayuntamiento y la sede del Departamento de Policía de Los Ángeles, los edificios estaban garabateados con pintura en aerosol. El epíteto “Al diablo con el ICE” era omnipresente.
Frente al edificio federal en la calle Los Ángeles, las barrenderas amarillas de la ciudad circulaban de un lado a otro entre jacarandas en flor y decenas de vehículos policiales.
Los grafitis manchaban el exterior del Ayuntamiento, un monumento art déco construido en 1928. “Al diablo con el ICE”, “Al diablo con el LAPD” y “Al diablo con Trump” estaban pintados con aerosol en paredes y escaleras, junto con una representación de excrementos que irradiaban líneas de mal olor. El antiguo edificio de Los Angeles Times conservaba muchas de las mismas vulgaridades, incluyendo la frase: “Los inmigrantes gobiernan el mundo”.
Balas de goma usadas y vidrios rotos estaban esparcidos a lo largo de Spring Street, restos de una noche caótica en el centro de la ciudad.
Octavio Gómez, un supervisor de la Alianza DTLA, rápidamente pintó con pintura negra una pared al lado del Grand Central Market, cubriendo las palabras “¡LOS ÁNGELES NO ES SEGURO!” y otras.
“Hoy es un mal día por… lo de anoche”, dijo Gómez. “Todo va a volver, ¿no? Porque todavía hay protestas”.
La tienda de T-Mobile en South Broadway tenía varias ventanas tapiadas y vidrios esparcidos por la acera. Algunas tiendas cercanas, que suelen abrir los lunes, permanecieron cerradas, como Blue Bottle Coffee. Otras, como Grand Central Market, ya estaban repletas de clientes.
La alcaldesa Karen Bass denunció el desorden pero también atribuyó parte de la culpa a Trump.
“Si la gente se vuelve violenta, si infringe la ley, será arrestada y rendirá cuentas”, dijo. “Así de simple”.
Bass calificó a Los Ángeles como una “ciudad de inmigrantes” y rechazó la afirmación del gobierno federal de que los funcionarios de inmigración habían atacado a criminales e individuos violentos durante las redadas en lugares de trabajo y estacionamientos de Home Depot en los últimos días.
“Lo que estamos viendo en Los Ángeles es un caos provocado por la administración”, dijo Bass. “Cuando allanan Home Depot y lugares de trabajo, cuando separan a padres e hijos, y cuando recorren nuestras calles con caravanas blindadas, siembran miedo y pánico”.
El senador Alex Padilla criticó a la Administración Trump, diciendo que enviar tropas y reprimir a las comunidades inmigrantes desvía la atención de lo que llamó un proyecto de ley del Congreso “devastador” y alentó a que las protestas pacíficas continúen.
“Sigan protestando porque a Donald Trump le encantaría que todos se quedaran de brazos cruzados mientras él continúa extralimitándose, llevando la crueldad a cada rincón de Estados Unidos y violando la ley”, dijo.
“Lo que está haciendo es clásico de Donald Trump. Intenta desviar la atención y distraer”, dijo. “Tienen este proyecto de ley devastador en el Congreso que recortaría la atención médica para muchísimos estadounidenses, aumentaría los costos para las familias trabajadoras y financiaría exenciones fiscales para los multimillonarios. Trump no quiere que se hable de eso, así que vuelve a hablar de los inmigrantes, demonizándolos y tratando de darse palmaditas en el pecho por ser un tipo duro”.
Padilla atribuyó parte de la violencia a agitadores que se aprovecharon de la situación, pero dijo que no son defensores ni organizadores de inmigrantes y pidió a la Guardia Nacional que se retire.
“Dejemos que las fuerzas del orden locales hagan su trabajo”, dijo.
La vicegobernadora Eleni Kounalakis afirmó que Trump parecía estar intensificando la situación intencionalmente. Enfatizó que la quema de autos y otras protestas no pacíficas no eran apropiadas, pero afirmó que las fuerzas del orden locales tienen la capacidad para lidiar con estos asuntos dada la magnitud de lo ocurrido en Los Ángeles este fin de semana.
“No hay razón para enviar a la Guardia Nacional más que para demostrar su fuerza”, dijo Kounalakis en una entrevista el domingo por la noche. “Normalmente, esa es una de las maneras en que la situación empieza a intensificarse. Así que mi conclusión es que anunció el envío de la Guardia Nacional no porque fuera necesario, sino porque quería aprovechar las protestas para demostrar su propia fuerza y crueldad”.
Pero otros funcionarios locales dijeron que estaban preocupados por la violencia y dijeron que debía detenerse.
“Seamos absolutamente claros: los actos violentos que estamos presenciando —pedradas lanzadas contra agentes, coches de la Patrulla de Caminos de California (CHP) y vehículos de Waymo incendiados, incendios provocados en la autopista 101— no tienen nada que ver con la inmigración, la justicia ni los valores de nuestras comunidades”, dijo el asambleísta Mark González.
“No son manifestantes, son agitadores. Sus acciones son imprudentes, peligrosas y favorecen precisamente los deseos de Trump. En un momento en que nuestros servicios de emergencia ya están al límite de sus posibilidades, estos actos desvían recursos policiales cruciales de las emergencias reales y ponen vidas en riesgo.
El domingo estuvo lleno de imágenes dramáticas en el centro de la ciudad.
Los manifestantes se reunieron en el área del Centro Cívico del centro de Los Ángeles el domingo por la mañana y se extendieron hacia la autopista 101 alrededor de las 3:30 p. m. Luego, la carretera se cerró al tráfico durante varias horas mientras los oficiales de la Patrulla de Carreteras de California trabajaban para hacer retroceder a los manifestantes, deteniendo a varios en el proceso.
Luego, un grupo de manifestantes atacó cinco taxis Waymo alineados en la calle Los Ángeles entre las calles Arcadia y Alameda alrededor de las 5 p. m.
Los taxis autónomos fueron pinchados, las ventanas destrozadas y se pintaron con aerosol mensajes contra el ICE, tres de los cuales luego fueron incendiados.
Los manifestantes rodearon los vehículos, arrancando las puertas y pisoteando los parabrisas. Un hombre enmascarado rompió las ventanas de los coches con una patineta. Otro pareció usar un lanzallamas improvisado para prender fuego al interior de un coche.
Mientras los coches eran consumidos por las llamas, se vio a algunas personas arrojando patinetes eléctricos Lime a los proyectiles en llamas, mientras que otras se apartaban del lugar. En un momento dado, los sitiados Waymos empezaron a tocar la bocina en una cacofonía coordinada, acentuada por los cánticos de los manifestantes y el zumbido de los helicópteros policiales.
Algunos de los presentes en la multitud que se arremolinaba sobre la 101 lanzaron piedras y trozos de hormigón contra la Patrulla de Caminos de California (CHP), que había detenido a quienes protestaban en la autopista. Uno de ellos impactó con un golpe sordo una patrulla policial, lo que provocó una gran ovación. Los agentes de la CHP respondieron disparando granadas aturdidoras sobre la multitud.
El Departamento de Policía de Los Ángeles arrestó al menos a 10 personas el domingo, incluyendo a un hombre que presuntamente embistió con una motocicleta a una fila de agentes, según informó un oficial de policía. El capitán Raúl Jovel, quien supervisó la respuesta del Departamento de Policía de Los Ángeles a las protestas y las recientes redadas de inmigración en el condado de Los Ángeles, informó que otra persona fue arrestada el domingo bajo sospecha de lanzar una bomba molotov a los agentes.
Tres agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles resultaron heridos, pero ninguno de gravedad suficiente para requerir hospitalización, declaró Jovel en una conferencia de prensa. El Departamento de Policía de Los Ángeles arrestó a otras 29 personas el sábado bajo sospecha de desobedecer una orden de dispersión, añadió Jovel.
El redactor James Queally contribuyó a este informe.Los Ángeles Time
